El cáncer de hueso es poco común en los adultos, este se origina en las células que conforman los huesos y ocurre cuando las células comienzan a crecer sin control. Casi cualquier célula del cuerpo puede convertirse en cáncer y propagarse a otras partes del cuerpo.
Éste tipo de cáncer se define como un tumor óseo maligno que destruye el hueso en su totalidad, sin embargo, no todos los tumores son malignos y existen más tumores de hueso benignos que malignos. Los malignos pueden diseminarse a otros órganos como los senos, pulmones y próstata.
Existen varios tipos de cáncer de hueso, los más comunes son el osteosarcoma, que se desarrolla con frecuencia en rodilla y húmero; el condrosarcoma, en la pelvis, parte superior de la pierna y hombro.
Las causas del cáncer de huesos no están claras; sin embargo, los médicos han hallado ciertos factores que se asocian con un mayor riesgo, entre ellos:
Los implantes metálicos colocados por alguna fractura previa, pueden también ser condicionantes.
El signo principal es dolor persistente o inflamación cercana al hueso. Los signos y síntomas del cáncer de huesos que pueden detectarse son los siguientes:
Por ello, es importante que, ante cualquier cambio o dolor inusual en huesos, se debe acudir al médico, quien indicará los estudios pertinentes.
Los estudios de diagnóstico por imágenes pueden ayudar a determinar la ubicación y el tamaño de los tumores óseos, y si los tumores se han diseminado a otras partes del cuerpo. Los tipos recomendados de estudios de diagnóstico por imágenes dependen de los signos y síntomas individuales. Entre los estudios se pueden incluir los siguientes:
Entre los más comunes se encuentran los rayos X, gamagrafía o inyección de una sustancia que permite identificar al tumor, tomografía computarizada, resonancia magnética, análisis de sangre y biopsia, entre otros. El médico especialista determinará el tipo de prueba diagnóstica que es mejor para cada caso.
Las principales formas de tratar el cáncer de hueso son: